martes, 8 de marzo de 2011

LIBRO 6. Las flores del mal de Baudelaire

1. Contexto histórico-literario
Baudelaire es un poeta del siglo XIX que supuso una renovación de la poesía de su tiempo y que influyó también en la poesía del siglo XX.

A finales del siglo XIX, surgen diferentes movimientos artísticos (Parnasianismo, Simbolismo y Decadentismo) que se oponen al Realismo, al positivismo y a la sociedad burguesa. Defienden la libertad de creación y el arte por el arte.
- El Parnasianismo cultiva una poesía impersonal, que busca la perfección formal en el poema. Su principal representante es Leconte de Lisle con sus Poemas antiguos.
- El Simbolismo utiliza el verso libre y el símbolo, que consiste en aludir a realidades complejas (la muerte , soledad, el tiempo), mediante objetos o elementos concretos.
- El Decadentismo es una corriente estética que se caracteriza por el refinamiento y la melancolía. Sus representantes más llamativos son Oscar Wilde y D´Annunzio.

Además de Baudelaire, entre los principales poetas de finales del siglo XIX están:
- Verlaine, que muestra innovaciones métricas y experimentaciones con la rima. Escribe Romanzas sin palabras donde el autor refleja su relación con Rimbaud y transmite sus estados de ánimo en relación con el paisaje.
- Rimbaud, que es el creador de la poesía hermética y oscura. Sus metáforas atrevidas e incomprensibles anuncian las de los surrealistas. Destaca su obra El barco ebrio, donde la imagen del barco abandonado errando por los mares simboliza al propio poeta.
- Mallarmé, que construye el poema alrededor de un símbolo central. Escribe Herodías.
- Walt Whitman, que es el primer gran poeta norteamericano. Sus poemas publicaron bajo el título de Hojas de hierba. Es característica de su obra la libertad expresiva.


2. Producción literaria del autor
Fue llamado “poeta maldito”, debido a su vida de bohemia y a la visión del mal que impregna su obra. En él confluyen diferentes movimientos que acabará superando.
Su romanticismo (frustración, tedio, fuga hacia lo demoníaco …) queda superado por su visión moderna del hombre como ser complejo y perverso.
La riqueza de rimas y las alusiones mitológicas lo vinculan al Parnasianismo, pero lo apartan de él el empleo de la intimidad como materia poética.
La búsqueda de correspondencias entre las cosas y sus efectos musicales lo acercan al Simbolismo, pero lo alejan de él sus contrastes (Dios y Satán, lo bello y lo horrible …).
La pureza de sus versos hacen de él un clásico, pero las manifestaciones de su espíritu atormentado alcanzan un grado de irracionalidad que anuncia ya la poesía del siglo XX.

- Escribió Pequeños poemas en prosa, donde hace descripciones simbólicas en prosa poética de la ciudad (el paseante solitario y la multitud, los cafés, cabarets…). Se tratan temas como la melancolía, el horror al paso del tiempo y el rechazo a la sociedad.

- Su aportación fundamental fue Las flores del mal. El poema, dividido en seis partes según los temas tratados, supone el inicio de la modernidad poética:
El libro supone una celebración del mal, un acercamiento al satanismo.
Muestra el tema del “spleen”, del aburrimiento, para expresar la situación del poeta en un mundo que lo margina.
Destaca el concepto de correspondencia o concepción del mundo como dualidad de fuerzas materiales y espirituales.

“Spleen e ideal” (primera parte). Presenta diversas formas de huida del mundo como la belleza, el arte, la poesía, y más adelante el amor y el erotismo. Tras haber comprobado el fracaso de estas formas de ideal, nos encontramos con el “spleen” o el hastío. Baudelaire ve la belleza como un ideal inalcanzable pero que le sirve de consuelo al hombre. El poeta debe perseguirla estableciendo correspondencias o puentes de unión entre las diversas realidades, para reconstruir la unidad del mundo. Esta sagrada misión choca con su naturaleza humana, sujeta a las miserias y al pecado.

“Cuadros parisinos” (segunda parte). Es un segundo intento de huida pero a través de la ciudad de París, en la que aparecen sus habitantes más desvalidos, con los que el poeta se siente solidario. Las descripciones de la ciudad no son realistas, sino simbólicas: la soledad de sus moradores son imagen de su propia alma.

“El vino” (tercera parte) y “Las flores del mal” (cuarta parte). El poeta, fracasadas sus aspiraciones anteriores, busca refugio en la bebida y la lujuria, de las que ofrece cuadros desoladores. Aparece pues el tema del viaje, que consiste en un deseo de fuga radical que intenta a través del alcohol, las drogas,el sexo o la vida bohemia. Disconforme con la realidad, aspira a una vida “ideal” libre de angustia, de culpa y de pecado.

En “Rebelión” (quinta parte) surge el poeta satánico, necesitado de un padre que sólo encuentra en Satán, por lo que desafía al Creador con sus blasfemias. El poeta cree en el poder universal del mal. La persona no puede escapar de su naturaleza humana, que lo arrastra hacia lo más bajo. Su spleen, su abatimiento, tiene su origen también en este mal inevitable.

En “La muerte” (última parte) el poeta ve en ella el último recurso a la huida. La muerte supone una eternidad que ignora lo perecedero.


3.Contenido del fragmento y relacionarlo con la totalidad de la obra
El tema que predomina en la cuarta parte de Las flores del mal (esa cuarta parte lleva el mismo título de la obra) es la huida infructuosa del poeta a través de la lujuria. El poeta acabará encontrando en ese intento de fuga de la realidad el spleen o hastío otra vez.
Esta cuarta parte titulada “Las flores del mal” está formada por nueve poemas.

- En “La destrucción” el Demonio elige como instrumento de corrupción a la mujer. El poeta creerá que está cerca del ideal y libre de penas pero finalmente acabará en el hastío, que provoca en el escritor actos de crueldad y el afán de destrucción.
- En “Una mártir” el poeta retrata con cierta morbosidad el cadáver de una dama (“sin cabeza un cadáver derrama, como un río, roja y viva sangre”), la cual se había entregado a una lujuria de “besos infernales”. El poeta recrea al asesino satisfaciendo su deseo carnal en el cuerpo inerte (“¿sobre tus dientes fríos dejó los supremos adioses?”).
- En “Mujeres condenadas” Baudelaire habla del amor lésbico, que es una prueba más de provocación, modernidad y de actitud transgresora. Esas mujeres buscan en el lesbianismo el infinito y el poeta se compadece de ellas por su deseo no saciado.
- En “Las dos buenas hermanas” la Orgía y la Muerte se presentan positivamente como amables chicas llenas de salud y de besos. Sin embargo, el poeta advierte que los placeres que producen son terribles. De hecho, la Lujuria está corrompida (“sus mirtos infectos”) y conducirá a la Muerte al poeta.
- En “La fuente de sangre” el poeta siente correr la sangre pero no encuentra la herida. Intenta refugiarse en el vino para escapar porque el amor para él sólo fue “un colchón de agujas” hecho para que beban la Orgía y la Muerte.
- En “Alegoría” se representa a una prostituta de manera sagrada (“como diosa camina”), pues su belleza “consigue el perdón de todas las infamias”. Está por encima de toda moral y por ello contemplará la cara de la Muerte sin arrepentimiento ni odio.
- En “La Beatriz” los demonios han venido a burlarse del poeta. La Beatriz de Dante, esa “donna angelicata” intermediaria entre el hombre y Dios, se encuentra ahora con los demonios acariciándose con ellos y riéndose del propio poeta.
- En “Un viaje a Citerea” el poeta se encuentra en una isla en la que se rinde culto a Venus y, por tanto, donde se da rienda suelta a los impulsos amorosos. Pero el poeta tan sólo ve en ella a su propia imagen colgado de una horca.
- En “El amor y el cráneo” se recrimina al amor que esparza con sus pompas el cerebro, la sangre y la carne del propio poeta, tildándolo de “mostruo asesino”.

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